domingo, 15 de enero de 2012

Recursos para fomentar el aprendizaje de la adquisición de hábitos

No sólo se puede aprender la adquisición de hábitos en los momentos en los que se ponen en práctica éstos: el baño, la comida, la hora de dormir, etc. También se puede, a través del juego y aprovechando la necesidad de actividad lúdica del niño/a en estas edades, transmitirle conocimientos que le ayuden a secuenciar la puesta en práctica de un hábito, conociendo cuándo y en qué momento y lugar ha de llevarse a cabo, a aprender qué utensilios o herramientas necesita para ello... todo, mediante la utilización de diferentes recursos como pueden ser: canciones, poesías, retahílas, juegos, cuentos o programas infantiles educativos que traten sobre el tema que se quiera trabajar.
Un ejemplo puede ser esta canción de los Cantajuegos:



También os subo un cuento que yo misma he adaptado a niños/as del primer ciclo de Infantil con un texto sencillo y dibujos propios que espero que os guste:


Habilidades básicas para la adquisición de hábitos

Para evitar posibles dificultades y obtener las máximas garantías de éxito, antes de emprender cualquier aprendizaje, es importante estar seguros de que el nivel de crecimiento y desarrollo del niño/a es adecuado para la adquisición del hábito.
Así, es importante que para su inicio el niño/a tenga adquiridas dos tipos de habilidades básicas: 

- Habilidades de ejecución: relacionadas con la motricidad. Implican que el niño/a tenga cierta fuerza y aprehensión motriz en las extremidades superiores e inferiores y cierta coordinación manual y óculo-manual.


- Habilidades de planificación: relacionadas con la cognición. Implican la comprensión y reconocimiento de las acciones que comportan cada hábito, de la secuencia en que se producen, del por qué de ese orden y del momento y del lugar en que se han de llevar a cabo.


Fases en el aprendizaje de un hábito

El aprendizaje de un hábito pasa por diferentes fases:
  1. Preparación: supone analizar todos los aspectos que tienen que ver y posibilitan el aprendizaje; es decir, si el niño/a posee las habilidades necesarias para su adquisición, así como la adecuación del entorno y la disponibilidad de los recursos necesarios.
  2. Aprendizaje: en ella se enseña el hábito motivando al niño/a para que nos imite, ayudándole en su ejecución y dándole tiempo para que aprenda, analice y corrija sus errores.
  3. Automatización: supone la aceptación de la normativa implícita en el hábito; es decir, su ejecución y mejora. Se debe motivar (valorando la ejecución, exigiendo autonomía, analizando las dificultades...) la continuación de su adquisición más que ayudar a realizar la acción que se quiere convertir en hábito.
  4. Consolidación: implica la aplicación autónoma del hábito cada vez que la situación lo requiere. El adulto ha de evitar los refuerzos externos y la sobreprotección.

Procedimientos y técnicas para aumentar las conductas deseadas

Los procedimientos y técnicas son múltiples y variadas, la utilización de cada una de ellas dependerá de las características y reacciones de cada niño/a, adaptándose a las necesidades y situaciones de cada sujeto.
  • Instrucción o instigación verbal: se trata de explicar al niño/a lo que debe hacer, describiendo verbalmente y con detalle la conducta deseada.
  • La guía física: en muchos momentos la instrucción verbal debe ir acompañada de la guía física, es decir, ayudando al sujeto a realizar la tarea encomendada (modelado) y diciéndole como tiene que realizarla (instigación verbal) para terminar retirándole poco a poco la ayuda.
  • Modelado: se realiza la tarea delante del niño/a para que éste la imite. Se pueden utilizar como modelos al adulto, o a un compañero/a.
  • Moldeamiento: se refuerza al principio de forma positiva cualquier aproximación a la conducta que presenta el modelo ante el niño/a, para después ir reforzando sólo aquellas respuestas que se asemejan a la conducta deseada.
  • Contrato Conductual: consiste en pactar previamente con el niño/a cuál sería la conducta deseada (ejemplo: negociar cantidades mínimas de cada plato que el niño/a ha de comer en el comedor) y recompensar según el acuerdo pactado.
  • Encadenamiento hacia atrás: consiste en secuenciar una conducta en pasos más sencillos, empezando a adiestrarla por el último eslabón de la cadena. A la hora de utilizar esta estrategia hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
    • Preparación de recompensas.
    • Preparación de la escena de enseñanza, eliminando distracciones, usando materiales adecuados, etc.
    • Mantener la atención del niño/a.
    • Utilizar instrucciones sencillas.
    • Practicar uno mismo la conducta para que sirva de modelo.
    • Utilizar las ayudas físicas y verbales que sean necesarias.
  • Refuerzos positivos: consiste en recompensar o premiar al niño/a con algo que le guste una vez realizada la conducta esperada. Para conseguir el hábito, en un principio, se refuerza cada vez que aparezca la conducta. Posteriormente, cuando la conducta aparece con bastante frecuencia, se refuerza sólo de forma intermitente hasta retirar definitivamente el refuerzo. Podemos utilizar refuerzos:
    • Sociales: alabanzas, muestras de cariño, atención, etc.
    • Materiales: juguetes, golosinas.
    • Actividades: poder realizar algo que al niño/a le guste hacer.
    A la hora de aplicar esta técnica hay que tener en cuenta tres aspectos:
    • Los refuerzos deben darse inmediatamente después de la conducta, sobre todo en los más pequeños.
    • Deben ser cosas que verdaderamente gusten o interesen al niño/a. 
    • Deben conseguirse por la conducta que deseamos que aprendan habitualmente.

miércoles, 11 de enero de 2012

Malos hábitos alimenticios

Vemos, con demasiada frecuencia, como diferentes cadenas de comida rápida publicitan sus productos a través de los diferentes medios de comunicación para incitar al público a su consumo. Pero, ¿es posible ir más allá? Sí. En una etapa de la vida en la que debemos contribuir a la formación de buenos hábitos alimenticios, vemos como también esa publicidad se dirige a los más pequeños, pretendiendo captar su atención con juguetes que les son "regalados" al comprarles sus padres un menú infantil. De esta manera el niño/a crea una asociación entre juguete y comida basura perjudicial para su educación en el consumo. Aquí, os dejo una noticia en la que se hace mención a este tema y con la que espero que como adultos, padres o educadores reflexionéis.

lunes, 9 de enero de 2012

Programación de la adquisición de hábitos

Como en toda programación se han de establecer unos objetivos, escogiendo la conducta que se quiera convertir en hábito, lo cual estará en función del crecimiento y desarrollo del niño/a.
Se han de seleccionar los contenidos a partir de los cuales se establecerán las actividades, los recursos y el tiempo y el momento que se dedicará a su adquisición.
Los hábitos son unos aprendizajes que se adquieren en la cotidianeidad, por tanto su planteamiento educativo responderá a una programación que implique toda la etapa de la educación infantil.
  • Primer ciclo (0-3 años): en esta etapa se inicia el proceso de aprendizaje y adquisición de la mayoría de los hábitos. La técnica más utilizada en ella es el modelo basado en el aprendizaje observacional de Albert Bandura. La acción del adulto sólo es necesaria durante los primeros intentos de ejecución, a partir de ese momento se limitará a acompañar, guiar y apoyar cuando sea necesario.
  • Segundo ciclo (3-6 años): en esta etapa se consolidan los hábitos aprendidos.
Será necesario establecer un espacio temporal; es decir, un horario sobre la realización de los hábitos teniendo en cuenta: que deben alternarse períodos de vigilia con períodos de sueño, períodos de actividad con períodos de descanso, actividades de adquisición de hábitos con actividades lúdicas, que deben realizarse cada día de forma estable y pautada, que son actividades que permiten satisfacer necesidades básicas y, por tanto, han de plantearse de forma individual respetando los ritmos, sentimientos y emociones de cada niño/a.

A continuación se muestra un ejemplo de temporalización:


    sábado, 7 de enero de 2012

    De la necesidad al hábito

    Durante los primeros años de vida los niños/as presentan una serie de necesidades básicas que tienen que satisfascer, como son:
    • Alimentación.
    • Actividad o juego.
    • Descanso.
    • Higiene.
    • Vestido.
    • Socialización.
    Son las personas adultas quienes asumen esa responsabilidad. Pero con el paso del tiempo los niños/as van mostrando una serie de capacidades, van creciendo, pueden y quieren hacer cosas por sí mismos. Los adultos deben empezar a delegar poco a poco en ellos la satisfacción de esas necesidades, para que vayan adquiriendo sus propios hábitos de autonomía.
    Se convierte así, durante este período, la intervención del adulto en algo muy importante, ya que contribuirá al desarrollo de las bases de la autonomía del niño/a.
    Cuando el niño/a sea capaz de ejecutar una conducta aprendida previamente en el momento oportuno, de forma adecuada y sin necesidad de control externo, se puede decir que el hábito está adquirido y, que por tanto, éste se ha convertido en una rutina.










    viernes, 6 de enero de 2012

    Motores de socialización: la afectividad y el apego.

    Desde el momento del nacimiento, el bebé por supervivencia y el adulto por instinto, establecen un vínculo afectivo o apego que será la base para el establecimiento de futuras relaciones. Respondiendo el adulto a sus necesidades, le aportará una seguridad emocional que se convertirá en parte esencial de su personalidad, así como también le facilitará el aprendizaje de las habilidades sociales básicas necesarias para la interacción social.